La capacidad de perdonar es una de las fortalezas psicológicas que nos interesa potenciar si queremos vivir más felices y con mayor sensación de libertad. Y una de las que más nos cuesta, a pesar de que está muy relacionada con el bienestar y la salud mental.

Desde la psicología se ha estudiado ampliamente los beneficios personales de perdonar, tanto a uno/a mismo/a como a otras personas, y numerosas investigaciones científicas demuestran que puede ser una herramienta psicoterapéutica muy útil.

Algunas personas no se sienten cómodas al tratar el tema del perdón, pues consideran que es algo reservado únicamente a personas con creencias religiosas. Sin embargo, aunque el ámbito teológico normalmente ha mostrado interés por esta cualidad, sus beneficios son indiscutibles desde un punto de vista puramente psicológico, físico e interpersonal.

Cuando ofendemos o dañamos (a otra persona, a nosotros/as mismo/as) experimentamos emociones desagradables como el remordimiento y la culpa. Y entonces aparecen tres formas de manejar dichas emociones:

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Ésta es una de las situaciones que más me gustan en consulta: cuando una de las personas a las que atiendo está empezando a plantar cara a quien hasta el momento no se había atrevido a hacerlo. Las observo y disfruto de su orgullo por su osadía. Incluso su cuerpo se atreve esta vez a participar en la conversación de forma diferente: su postura es más recta, más digna; esta vez mira de frente; sus gestos más dinámicos; su sonrisa más amplia…

Esta entrada la dedico a quienes han dicho ¡Hasta aquí! a esas personas que les estaban haciendo daño, que no les aportaban ningún beneficio y a las que han decidido no dedicarles más tiempo ni cariño.

¡Hoy le planto cara a quienes encuentran en criticar a otros/as su tema favorito de conversación!:

• Porque no quiero entrar en vuestro juego ni ser cómplice de rumores, condenas ni despellejamientos varios
• Porque para mí es importante la lealtad y la honestidad en mis relaciones
• Porque si no conocéis a la otra persona, ¿cómo os permitís el lujo de juzgarla?
• Porque sé que en cuanto os dé la espalda me convertiré en vuestro nuevo objetivo
• Porque prefiero plantaros cara una vez, y que os molestéis, a callarme y aguantarme mi incomodidad y sentirme después avergonzada por no expresar mi desacuerdo
• Porque prefiero barrer primero en casa y después salir a limpiar el mundo

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“¡Yo lo que quiero es que mi cabeza pare!, poder dejarla en blanco”. Ésta es una de las peticiones que más nos encontramos en las consultas de psicología. Personas agotadas, física y mentalmente, porque sus cabezas son un hervidero de pensamientos ansiosos y catastróficos.

Regular las emociones, encontrar la serenidad mental y mantener nuestro equilibrio emocional es tan importante como llevar una vida saludable con alimentación sana y la práctica regular de ejercicio físico. Por este motivo, te ofrezco a continuación 7 claves para ayudarte a encontrar la paz mental:

1. La Pausa de la Autocompasión: esta técnica fue desarrollada por Kristin Neff (profesora asociada del departamento de Psicología de la Educación de la Universidad de Texas) y su objetivo es reducir la ansiedad y generar una sensación de bienestar. Es muy recomendable para esos momentos en los que “te tirarías al cuello” de alguien. Primero debes parar y darte cuenta de lo que estás sintiendo. A continuación ponte una mano en el pecho y haz una respiración profunda. Finalmente repítete mentalmente algunas frases amables y compasivas hacia ti, como por ejemplo “éste es un momento de dolor pero no estoy solo/a”, “todos lo pasamos mal alguna vez”, “merezco darme cariño”, “puedo ser amable conmigo mismo/a”. Con estos sencillos pasos conseguirás cambiar tu estado de ánimo y tranquilizarte. Como ves, no se trata de sentir lástima de ti sino de tratarte a ti mismo/a con una actitud de cuidado y amabilidad

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Podemos definir una Crisis Vital como una etapa especialmente significativa que implica un cambio radical en la vida de una persona. Existen muchos tipos de situaciones que pueden originar una crisis, lo que todas tienen en común es que se trata de eventos que aparecen bruscamente y que afectan profundamente a quien los padece, pues suponen un cambio drástico en su vida.

Una crisis se vive con una enorme pérdida de control emocional, ya que las estrategias que la persona suele utilizar cuando se encuentra ante una dificultad no sirven en este caso, lo que aumenta la sensación de incapacidad y ansiedad.

Cómo Superar una Crisis Vital:

Ο No es nada fácil, pero ante todo tómatelo como una oportunidad: para cambiar de vida, para desarrollarte personalmente, para evolucionar… una oportunidad al fin y al cabo de aprendizaje y mejora.

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¿Has vivido alguna vez una situación en la que sintieras una ansiedad aguda, con miedo y malestar intensos, acompañada de alguno de los siguientes síntomas?:

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Resulta realmente dura la convivencia con una persona con depresión. Llega un momento en que el entorno ya no sabe qué hacer para que su familiar/amig@ reaccione y su paciencia se agota.

Quien tiene depresión muchas veces no encuentra las palabras para explicar cómo se siente o simplemente no es capaz de explicar lo que le pasa. Por desgracia muchas personas se sienten avergonzadas pues creen, equivocadamente, que depresión equivale a debilidad y a “falta de carácter”. Hoy voy a tratar de ayudarlas a explicar cómo se sienten y qué comportamientos de su entorno ayudan más y cuáles no:

1. No me regañes por no cambiar mi actitud. No imaginas el dolor que puedo llegar a sentir al no encontrar origen a lo que me ocurre. Sé que no tengo problemas ni una causa suficientemente importante para estar así, pero la realidad es que no soy capaz de sentirme diferente.

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La convivencia con una persona con ansiedad puede resultar agotadora y frustrante. Llega un momento en que parece que nada de lo que se haga sirve para tranquilizarla, incluso cuando se pasa una temporada en la que parece que la ansiedad por fin se ha superado… ¡ZAS! aquí está de nuevo, desgastando la relación e impidiendo hacer cosas tan normales como ir al cine, hacer la compra, salir de vacaciones o ir al médico.

Para quien sufre ansiedad a veces es difícil explicar a su entorno el martirio que supone vivir en un mundo que perciben como amenazante, así como el desafío que implica realizar actividades cotidianas. También cuesta aclarar qué comportamientos ayudan más y cuáles no. Hoy voy a tratar de echaros una mano y facilitaros esta cuestión:

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La autoestima es lo que yo (y no otras personas) pienso y siento sobre mí, el juicio que hago sobre mi capacidad personal (la confianza que tengo en la habilidad para enfrentarme a las diferentes circunstancias de la vida) y mi valía (si me respeto y defiendo mis intereses y considero que tengo derecho a ser feliz).

Aunque la autoestima es dinámica y fluctúa, lo más adecuado es mantenerla lo más Sana y Positiva posible. Algunas razones son:

• Si confío más en mí enfrentaré con mayor seguridad las adversidades
• Si me respeto a mi mism@ me será más fácil entablar relaciones saludables y no destructivas
• Si me siento bien conmigo sentiré más alegría y me será más fácil disfrutar de los diferentes momentos del día
• Si tengo claro que merezco ser feliz seré más ambicioso/a en la búsqueda de mejorar mi vida emocional
• Si confío en mis posibilidades aumentaré mis posibilidades de tener éxito

Nadie puede alimentarse por mí ni respirar por mí. De la misma forma, nadie puede aumentar mi autoestima por mí. Tampoco lo hará el halago de otras personas, las conquistas amorosas, el trabajo, llenar de ropa nueva el armario o bajar dos tallas.

Comprobada la importancia de la Autoestima y confirmada por la investigación en psicología, empecemos a Entrenarla YA sin esperar ni un minuto más.

5 Ejercicios para Mejorar tu Autoestima:

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«Increíble Marta, increíble«. Así comenzaba hace unos días a contarme Luis, muy emocionado, cómo había conseguido subir a un avión para pasar unos días de vacaciones, y cómo esta vez no había aparecido el pánico y las temidas taquicardias y los pensamientos catastrofistas habían estado totalmente bajo control

Han sido semanas de entrenamiento hasta adquirir las habilidades necesarias para enfrentar su problema con éxito, pero la sensación de liberación y superación personal ha sido la mayor recompensa a todo su esfuerzo

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La depresión es el principal motivo de consulta en atención primaria y una de las principales razones por las que se acude a un/a psicólogo/a. La Organización Mundial de la Salud la define como el “problema de salud más incapacitante que existe actualmente, por encima de cualquier enfermedad física”, y esta situación se ha agravado desde el inicio de la crisis económica.

Sin embargo, tener dificultad para dormir, sentirse triste, vivir una situación de desesperanza o desánimo no es lo mismo que tener depresión. Y es muy importante identificarla correctamente puesto que suele ser la familia quien antes detecta que algo no va bien.

Sentirse triste o vacío/a durante la mayor parte del día, tener menos interés por realizar actividades y la sensación de haber perdido la capacidad de disfrutar casi a diario, perder o aumentar significativamente de peso o el apetito, estar agotado/a y sin fuerzas, tener dificultades para concentrarse o tomar decisiones, sentirse excesivamente culpable o inútil o pensar de forma repetida en la muerte o el suicidio sí son síntomas de depresión.

Las falsas creencias acerca de la depresión, como el pensar que quien la padece estará todo el día llorando, y la facilidad con la que se confunden sus síntomas con signos de debilidad, conformismo, dejadez o victimismo hace que se digan y se hagan cosas que entorpecen e incluso perjudican a las personas con depresión. Y es muy preocupante que se esté utilizando esta palabra sin rigor, pues esto facilita que cuando aparecen las señales de alarma no se les dé importancia, lo que favorece que el problema se alargue en el tiempo, y que además la forma de actuar con quien la sufre no sea siempre la correcta.

A continuación, te presento una serie de errores que se suelen cometer con quien está deprimido/a y cuál sería el comportamiento más acertado y eficaz por parte de la familia y del entorno más cercano:

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