Vivimos en una sociedad tan competitiva que nos resulta extremadamente difícil sentirnos especiales. Nos empuja a compararnos continuamente con los demás y parece que nuestro valor como personas está en función del resultado que obtengamos en dicha comparación. Pero si tenemos en cuenta que siempre va a haber alguien más alto, más guapo, más divertido, con más éxito laboral, con una casa más bonita, con una familia más unida… tenemos muchas papeletas para terminar sintiéndonos mal.
La ansiedad echa el freno a nuestra calidad de vida. Todos/as la hemos sentido en algún momento, el problema está cuando parece que ha venido para quedarse, y se convierte en una vivencia constante.
A continuación, algunas estrategias para empezar a reaccionar de otra manera, y reducir el tremendo desgaste emocional que supone actuar todo el día como si un peligro o amenaza te acechara.
No nos gustan las prohibiciones, decimos que nos sale el lado rebelde y nos resistimos a que nos pongan límites. Pero, ¿y si algunas tuvieran sentido?.
¿Y si la prohibición naciera de una elección que decides hacer libremente y con todas las consecuencias?. ¿Y si fuera un veto que sólo buscara tu bienestar físico, mental y emocional?. ¿Y si estuviéramos hablando de una limitación al miedo, de atar corto al dolor, de reducir el campo de acción de la ansiedad, de evitarle más sufrimiento a un corazón roto…?.
¿Y si tomamos como punto de partida el poema de A. Cuervo y después lo adaptamos a nosotros/as?…
La capacidad de perdonar es una de las fortalezas psicológicas que nos interesa potenciar si queremos vivir más felices y con mayor sensación de libertad. Y una de las que más nos cuesta, a pesar de que está muy relacionada con el bienestar y la salud mental.
Desde la psicología se ha estudiado ampliamente los beneficios personales de perdonar, tanto a uno/a mismo/a como a otras personas, y numerosas investigaciones científicas demuestran que puede ser una herramienta psicoterapéutica muy útil.
Algunas personas no se sienten cómodas al tratar el tema del perdón, pues consideran que es algo reservado únicamente a personas con creencias religiosas. Sin embargo, aunque el ámbito teológico normalmente ha mostrado interés por esta cualidad, sus beneficios son indiscutibles desde un punto de vista puramente psicológico, físico e interpersonal.
Cuando ofendemos o dañamos (a otra persona, a nosotros/as mismo/as) experimentamos emociones desagradables como el remordimiento y la culpa. Y entonces aparecen tres formas de manejar dichas emociones:
Ésta es una de las situaciones que más me gustan en consulta: cuando una de las personas a las que atiendo está empezando a plantar cara a quien hasta el momento no se había atrevido a hacerlo. Las observo y disfruto de su orgullo por su osadía. Incluso su cuerpo se atreve esta vez a participar en la conversación de forma diferente: su postura es más recta, más digna; esta vez mira de frente; sus gestos más dinámicos; su sonrisa más amplia…
Esta entrada la dedico a quienes han dicho ¡Hasta aquí! a esas personas que les estaban haciendo daño, que no les aportaban ningún beneficio y a las que han decidido no dedicarles más tiempo ni cariño.
¡Hoy le planto cara a quienes encuentran en criticar a otros/as su tema favorito de conversación!:
“¡Yo lo que quiero es que mi cabeza pare!, poder dejarla en blanco”. Ésta es una de las peticiones que más nos encontramos en las consultas de psicología. Personas agotadas, física y mentalmente, porque sus cabezas son un hervidero de pensamientos ansiosos y catastróficos.
Regular las emociones, encontrar la serenidad mental y mantener nuestro equilibrio emocional es tan importante como llevar una vida saludable con alimentación sana y la práctica regular de ejercicio físico. Por este motivo, te ofrezco a continuación 7 claves para ayudarte a encontrar la paz mental:
Quererse a uno/a mismo/a no es cursilería ni insignificancia. Es algo muy serio y nuestro bienestar depende en gran parte de ello.
Si no encontramos en nuestro interior lo que necesitamos para sentirnos en paz, si a nuestros deseos les llamamos necesidades y si los complejos e inseguridades nos hacen desdichados/as viviremos bajo la dictadura del miedo y la ansiedad y nos relacionaremos con los demás desde una perspectiva de inferioridad, necesitando siempre que sean otros/as quienes nos ofrezcan la seguridad y felicidad que no sabemos proporcionarnos nosotros/as solos/as.
Querernos implica tres aspectos que interactúan entre sí: lo que nos decimos, lo que sentimos y lo que hacemos.
Aprender a escucharnos resulta fundamental para detectar cómo nos hablamos. Si nos queremos, lo haremos desde el respeto y la amabilidad. Cuando nos aceptamos tal y como somos reconocemos todas nuestras emociones y las dejamos estar. No significa resignarse a estar mal, sino admitir que nuestros sentimientos siempre son válidos. Valorarnos y respetarnos implica actuar defendiendo en todo momento quienes somos y lo que sentimos, sin depender de lo que los demás piensen de nosotros/as.
20 Claves para Quererte Más y Mejor
La Felicidad es un estado subjetivo, es decir, personal y particular de cada persona. Esto significa que lo que piensas sobre ti mismo/a, sobre otras personas, sobre el mundo y sobre tu vida en general influye más en tu sensación de ser feliz/infeliz que las circunstancias particulares, objetivas y reales de tu vida.
<<La mente es muy suya, y por sí sola puede convertir el cielo en un infierno y el infierno en el cielo>> John Milton
Nuestras circunstancias fluctúan constantemente, y además muchas de ellas no las podemos controlar y a veces ni siquiera prever (el humor de nuestro jefe, el reventón de la rueda del coche, la visita de unos amigos, que nos toquen 50€ en el cupón de la semana, que nuestra sobrina pequeña tire nuestro móvil al suelo y le rompa la pantalla, que nos paguen un atraso que ya dábamos por perdido…), pero lo que no deberíamos es permitir que nuestra sensación de felicidad y nuestras emociones oscilen también continuamente como si dependieran exclusivamente de si lo que nos ocurre es bueno o malo (más o menos como si montáramos a nuestro estado de ánimo en un columpio y lo tuviéramos arriba, abajo, arriba, abajo…).
Tener mejores o peores circunstancias laborales, de salud, económicas o sentimentales no es la razón principal de nuestro estado emocional (ojo!, que no digo que no influya, sólo que si ante las mismas circunstancias una persona se lo toma a la tremenda y se hunde y otra mantiene la calma y es capaz incluso de disfrutar de otras facetas de su vida, será porque hay algo de mayor peso que contribuye, ¿no te parece?). La clave está en cómo vivimos todas esas circunstancias tan cambiantes. Es por esto que hay personas que sienten que su vida es una montaña rusa y pasan de la alegría y la tranquilidad a la tristeza y la ansiedad con rapidez y frecuencia, mientras que otras son capaces de mantener un estado emocional más equilibrado a pesar de lo que sucede a su alrededor.
En este post no quiero hacer simplemente un listado de hábitos para mejorar el estado de ánimo y ser más feliz, que de esos hay muchos. Lo que pretendo es mostrarte cómo aplicar de forma práctica y sencilla 5 de esos hábitos clave cada día, para que consigas disfrutar de más emociones agradables y ser más feliz a diario:
Es bastante común escuchar y leer frases como “Sólo quiero ser feliz”, “En busca de mi felicidad” o “La felicidad llegará cuando menos te lo esperes”. Personalmente no comparto este tipo de afirmaciones, pues considero que nos llevan a plantearnos objetivos que nos ayudan bien poco a lograr una felicidad real y duradera.
En primer lugar, porque pueden hacernos creer erróneamente que la felicidad equivale a no sentir emociones desagradables y solamente sentir sensaciones positivas y tener una vida sin problemas ni dificultades (algo bastante ingenuo), por lo que en el momento en el que sintamos algún tipo de malestar o aparezcan obstáculos en nuestro día a día nuestra conclusión será que no somos felices.
En segundo lugar, pensar que la felicidad hay que buscarla nos deja un mensaje de pasividad, como si ser feliz no dependiera de nosotros/as. Esto implica que no podemos hacer nada para ser más felices, puesto que un día algo o alguien aparecerá y entonces serás realmente dichoso/a. Sin embargo, la felicidad es algo que podemos construir no algo que tengamos que buscar, lo que significa que en gran parte depende de nosotros/as, y esto nos convierte en protagonistas no en simples espectadores/as.