Aceptar las imperfecciones, autoestima

Cada día Más Imperfecta y Más Feliz

13 de junio de 2016 Escrito por Autoestima, Desarrollo Personal, Equilibrio y Bienestar, Mindfulness 0 comentarios en “Cada día Más Imperfecta y Más Feliz”

Vivimos en una sociedad tan competitiva que nos resulta extremadamente difícil sentirnos especiales. Nos empuja a compararnos continuamente con los demás y parece que nuestro valor como personas está en función del resultado que obtengamos en dicha comparación. Pero si tenemos en cuenta que siempre va a haber alguien más alto, más guapo, más divertido, con más éxito laboral, con una casa más bonita, con una familia más unida… tenemos muchas papeletas para terminar sintiéndonos mal.

 

Nos imponemos unas exigencias y nos creamos unas necesidades que en muchas ocasiones son imposibles de cumplir. Y cuando nosotros/as y nuestra vida no son como deberían aparece la ansiedad, la depresión, la culpa, el autoengaño y nos maltratamos con palabras y comportamientos crueles y despiadados.

En un intento por no verse a sí mismas con una imagen negativa, algunas personas se esfuerzan por ignorar sus limitaciones y se convierten en maestras de tirar balones fuera (“No es culpa mía, es… tuya… de la vida que es injusta… de mi jefe que no me reconoce lo suficiente… de mi amiga que es una egoísta… del nublado que hace hoy que me sienta mal…”).

 

Si no nos reconocemos tal y como somos, personas completas e imperfectas, el día que la realidad llega y no nos deja más remedio que mirarla a cara vamos a reaccionar de una forma muy dura con nosotros/as mismos/as (“No se me da nada bien”, “Soy raro”, “Todo el mundo encuentra una oportunidad menos yo”).

La solución está en nuestras manos, en dejar de tratarnos con una exigencia desmedida y permitirnos aceptarnos tal y como somos, desde la amabilidad y el respeto. Y una vez que dejamos de juzgarnos duramente podemos comenzar un proceso de crecimiento y mejora personal.

 

CLAVES PARA ALEJAR LA AUTOCRÍTICA DESTRUCTIVA Y OFRECERTE A TI MISMO/A ACEPTACIÓN Y APOYO INCONDICIONAL:

 

Quítate la idea de que no tendrías que haber metido la pata. Los errores hay que tomarlos en su justa medida, no como catástrofes que no tendrían que haber ocurrido. Dentro de ti conviven un crítico agresivo y un mediador apaciguador, ¿a quién decides darle voz?

Coge papel y lápiz y pon por escrito las palabras de tu lado crítico guerrillero (“No soy divertida y por eso no tengo amigos”, “No voy a mejorar nunca porque no tengo fuerza de voluntad”). A continuación dale voz a tu lado más pacífico y comienza a aumentar su fuerza (“No es cierto que no tenga amigos. Hay personas que noto que se sienten muy a gusto con mi carácter tranquilo”; “Tengo suficiente fuerza en mi interior, me lo he demostrado otras veces”). Haz este ejercicio durante las próximas dos semanas, añadiendo al menos una frase cada día

 

Empieza a verte como un ser completo. No magnifiques tus puntos débiles ni minimices tus fortalezas. El dolor es común a todas las personas, igual que la decepción y el enfado por no conseguir siempre lo que se quiere, o la inseguridad y el miedo. Recordar que todas las personas sienten lo mismo que tú, te aleja de la queja y el victimismo de sentirte diferente a los demás

Coge papel y lápiz y completa las siguientes frases:

“Se me da bien, soy habilidoso/a en…”

“De mi aspecto destaco…”

“Cuando …. Sé que hago sentir bien a los demás”

“Esta cualidad mía …. Me ha llevado a obtener …”

“Esta actitud/comportamiento …. Me ha llevado a no conseguir…”

Una vez que lo tengas completado, piensa en dos o tres personas de tu entorno y completa las mismas frases para ellas. Este ejercicio te ayudará a tener una visión más realista y global de ti mismo/a y a evitar sentirte amenazado/a por otras personas, pues te permite ver que todos tenemos éxitos y fracasos, somos mejores en algo y peores en otras cosas.

 

Dale puerta a tus exigencias irreales de perfección. Tener el control total de cualquier situación es una ilusión. Está muy bien que quieras dar lo mejor de ti pero cuando te obstinas en que las cosas tienen que salir como deseas corres más riesgo de sufrir ansiedad, depresión e incluso trastornos de la alimentación

Entrena tu capacidad de reconocer que no puedes hacer que todo salga como deseas puesto que somos la suma de un montón de circunstancias. Piensa en una situación reciente que haya salido tal y como esperabas (por ejemplo, llegaste puntual a esa cita). Y ahora anota todos los elementos que han influido para que ése fuese el resultado (decidiste salir de casa con unos minutos más de tiempo y no hubo ningún imprevisto que lo impidiese, el coche funcionó perfectamente todo el camino, había poco tráfico y hacía sol, los semáforos parecían ponerse de acuerdo y los encontraste en su mayoría en verde, encontraste un aparcamiento rápidamente). Ahora haz lo mismo pero pensando en una situación que salió mal y que te hizo sentirte contrariado/a (por ejemplo, llegaste 10 minutos tarde a la cita, ¡con lo puntual que eres!) y reflexiona sobre todas las condiciones que influyeron (decidiste salir de casa con unos minutos más de tiempo y no hubo ningún imprevisto que lo impidiese, estaba lloviendo y los conductores parecían ir más lentos de lo habitual, una obra había desviado el tráfico y tuviste que dar un rodeo, además tardaste en encontrar aparcamiento porque estaban levantando una de las aceras)

 

Entrena tu capacidad de sentir autocompasión, entendida como la habilidad de reconocer tu dolor y malestar, y sentir que mereces darte una respuesta amable y comprensiva. Si estás viviendo una situación difícil o si has cometido un error, maltratándote no vas a conseguir espabilar para la próxima vez ni reparar el daño. Es cierto que la autocrítica te ayuda a ir por el buen camino, pero no tiene por qué hacerse de forma humillante y feroz

Cuando te encuentres en un momento difícil, tómate unos minutos para compadecerte de tu propio dolor y apaciguar tu mente. Cierra los ojos, respira profundamente y háblate como si fueras esa persona a la que tanto quieres “Lo que estoy viviendo es duro, es lógico sentirme así, ¿cómo puedo ayudarme?, ¿qué puedo hacer para cuidar de mi?, ¿qué puedo ofrecerme que me venga bien en estos momentos?”

 

Utiliza el poder del abrazo. Hemos experimentado esa sensación de calidez y alivio cuando nos fundimos en un abrazo profundo y sincero con otra persona. Puedes ofrecerte a ti mismo/a ese consuelo, acariciándote y hablándote con ternura

Prueba a tocarte allí donde sientas físicamente tu malestar (acariciarte el brazo, ponerte una mano sobre el corazón, colocar tus dedos sobre la frente…) y ofrécete consuelo y apoyo: “Esto que siento es dolor sí, pero yo soy mucho más que este sentimiento”, “Necesito atención y yo voy a dármela”, “Puedo ofrecerme la comprensión y el cariño que en este momento necesito”

Pistas

  • Es agradable contar con otras personas que nos apoyen y consuelen, pero no lo necesitamos. Todas las personas podemos aprender a parar cuando estamos sintiendo un malestar y ofrecernos atención y cuidado
  • Huir de sentimientos desagradables o exagerarlos nos causa mucho dolor innecesario y limita nuestra capacidad de actuar de forma inteligente y efectiva. Observar lo que se siente, sin distorsionarlo, nos da la oportunidad de responder de una forma más eficaz en las situaciones difíciles

 

Idea clave

Las emociones desagradables forman parte de nuestra vida, al igual que nuestras limitaciones personales. Podemos conseguir que no nos atrapen ni conviertan nuestro presente en algo angustioso manteniendo una actitud de aceptación, amabilidad y compasión hacia nosotros/as mismos/as

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