La depresión es un problema tan frecuente como preocupante. La mayoría de la población o la ha sufrido en primera persona o conoce a alguien con este problema
No siempre reaccionamos igual ante la adversidad. Ni todas las personas la afrontan igual. La esperanza, entendida como una mirada al futuro confiando en que las cosas pueden cambiar y esperando acontecimientos positivos, se convierte en un factor de protección fundamental frente al estrés, la ansiedad y la depresión
No es lo mismo afán de superación que perfeccionismo, aunque ambos parecen buscar la calidad y la excelencia. ¿Cómo diferenciarlos entonces?
Una pista. Piensa en qué regustillo se te queda al finalizar o entregar una tarea o proyecto en el que te has esforzado
Nadie quiere sentirse mal, ni sufrir ni tener dificultades. Pero, por mucho que no nos guste sentirnos tristes, ansiosos/as o enfadados/as esto no significa que tengamos que librarnos de determinadas emociones
Me gusta mucho compartir una idea durante las sesiones acerca de la increíble capacidad que tenemos de mejorar nuestro estado de ánimo y aumentar nuestro bienestar. Algo que sucede cuando nos responsabilizamos de nuestra salud, física y mental, y decidimos deliberadamente llevar a cabo acciones que nos ayudan a potenciarla. Quienes habéis trabajado conmigo en sesión ya sabéis a lo que me refiero. Es el famoso “Me Quiero, Me Cuido” 😉
Al menos un 50% de las personas que se recuperan de un episodio de depresión volverán a sufrir, como mínimo, otro episodio en algún momento posterior de su vida. Esto concluyen la mayoría de estudios realizados desde los años 80 sobre recaídas en depresión. Son unos datos muy duros
¿Por qué ocurre esto?, ¿a qué se debe esta vulnerabilidad a la depresión?
La enseñanza es una tarea profesional especialmente estresante. De hecho, la práctica docente se considera una de las más vulnerables a padecer problemas de salud mental (ansiedad, depresión, ataques de ira…), enfermedades físicas (dolores de cabeza, problemas gástricos, contracturas musculares…) y síntomas conductuales (absentismo, menor concentración y motivación, menor compromiso…)
La Terapia Cognitivo Conductual (TCC) ha demostrado ser el tratamiento más eficaz en diferentes Trastornos Emocionales (trastornos de ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación…). En los últimos años, la investigación y la práctica clínica de la psicología han puesto su foco de atención en elementos que ya existían en terapia, pero a los que no se daba tanta importancia, como la aceptación, la conciencia plena, el distanciamiento cognitivo o los valores personales. De esta forma, se complementa y mejora la TCC y aparece la tercera generación de terapias psicológicas
Todas las personas tenemos en algún momento Pensamientos que se pueden considerar Intrusos o Inapropiados. Pueden tomar la forma de ideas, imágenes mentales o impulsos a actuar. Suelen vivirse como desagradables por su contenido violento u obsceno, o simplemente porque son percibidos como carentes de sentido
Las sensaciones físicas influyen en las emociones y las emociones influyen en cómo nos sentimos físicamente. Aprender cómo funciona esta influencia mutua, y aumentar la tolerancia a ciertas sensaciones internas que pueden ser desagradables, resulta clave para romper la asociación que muchas personas hacen entre esas sensaciones y emociones como la ansiedad, la tristeza o el miedo
