¿Te ronda la idea de querer dejar de fumar?, ¿te gustaría pero dudas de tu fuerza de voluntad?, ¿te lo estás planteando pero parece que no llega el momento adecuado?. Dos ideas básicas: cualquier momento es bueno para dejar de fumar, y si otras personas lo han conseguido, tú también.
La ansiedad echa el freno a nuestra calidad de vida. Todos/as la hemos sentido en algún momento, el problema está cuando parece que ha venido para quedarse, y se convierte en una vivencia constante.
A continuación, algunas estrategias para empezar a reaccionar de otra manera, y reducir el tremendo desgaste emocional que supone actuar todo el día como si un peligro o amenaza te acechara.
Decirle a una pareja que comienza que su Amor no va a ser suficiente para alimentar su relación a largo plazo suele ser tan inútil como gritarle al viento. Están en pleno romance, en la cima del amor, sienten profundamente que “esta relación es diferente”, que por fin han encontrado a “esa persona” con quien sintonizan a la perfección. Todo es optimismo, buenas intenciones y mariposas en el estómago.
Hoy día es difícil encontrar un campo de trabajo en la que la psicología no esté presente. La encontramos en escuelas, empresas, campos de fútbol, juzgados, hospitales… Pocas personas dudan ya de que contar con un/a psicólogo/a aporta un valor añadido a su vida personal y profesional, pues desde esta profesión se consigue mejorar la salud emocional y potenciar la calidad de vida.
En 2005 una compañía estadounidense de créditos hipotecarios creó una campaña bajo el lema “Don´t Judge Too Quickly” (no juzgues tan rápido) que se hizo célebre, en parte gracias a su retransmisión durante la Superbowl de ese año, y en parte porque es fácil sentirse cómicamente reflejado/a en alguna de las situaciones que mostraba. ¿Quién no ha sido víctima de un malentendido? (“De verdad, no es lo que parece”), ¿acaso alguno/a de nosotros/as no ha sacado conclusiones precipitadas alguna vez?. Esta campaña publicitaria es un buen ejemplo de un fenómeno que aparece en todos/as nosotros/as, los sesgos cognitivos, que no son sino distorsiones a la hora de interpretar la información que tenemos disponible cuando analizamos una situación y que nos hacen coger un atajo a la hora de extraer una conclusión.
Estas distorsiones no son señales de que nuestro cerebro se esté estropeando, en realidad cumplen una función necesaria, pues somos incapaces de procesar todos los estímulos que recibimos y nuestra mente necesita filtrar el exceso de información que nos llega. El problema aparece cuando empezamos a sacar conclusiones erróneas y juicios incorrectos sobre aquello que nos sucede a diestro y siniestro, y sin pararnos a reconocer que ¡ojo, nos faltan datos!.
Cuando tomamos una decisión y sacamos una conclusión podemos hacerlo:
Cuando empleamos los sesgos cognitivos lo que hacemos es utilizar atajos para llegar a una conclusión pero sin tener toda la información, por lo que al final esta rapidez para sacar deducciones nos suele llevar a cometer errores (con mucha más frecuencia de la que imaginamos).
Reconozco que los sesgos mentales me encantan. Esta forma que tiene nuestra mente de rellenar huecos cuando la memoria nos falla, nos faltan datos o nos pueden las dudas, me resulta realmente interesante. Pero claro, luego nos montamos películas ¡y vienen los líos!, así que más nos vale saber reconocerlos. A continuación explico algunos de ellos:
<<Nos cuesta admitir errores, porque eso significa renunciar a la seguridad que esos supuestos simplicados nos proporcionan>>
Daniel Kahneman
Pistas
Idea Clave
No somos tan racionales como nos gusta pensar, aunque conociendo cómo funcionan los sesgos cognitivos nos resultará más fácil tomar decisiones más acertadas y menos basadas en prejuicios e interpretaciones ilógicas
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