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Sexo, chocolate y … ¡la química de la Felicidad!

9 de junio de 2014 Escrito por Autoestima, Equilibrio y Bienestar, Inteligencia Emocional 0 comentarios en “Sexo, chocolate y … ¡la química de la Felicidad!”

Deseamos ser felices. Queremos sentirnos bien. Y cuanto más tiempo mejor. Aunque parto del hecho de que las emociones “negativas” son necesarias (no me gusta demasiado esta denominación, puesto que cada una cumple una función indispensable para nuestra supervivencia y, por qué no, también para nuestro equilibrio emocional y nuestro bienestar), y no hay que tratar de ignorarlas o rechazarlas sino aprender a gestionarlas adecuadamente, es cierto que hay acciones que pueden favorecer ciertas emociones “positivas” y esto, además, tiene una explicación neurológica.

La forma de potenciar nuestro bienestar emocional está relacionada con la química cerebral, y de alguna forma podemos intervenir en la ecuación y participar de forma activa en el laboratorio de nuestra felicidad. La clave, dos neurotransmisores: la dopamina y la serotonina.

 

La dopamina está relacionada con los mecanismos que nos motivan y nos impulsan a actuar, y la serotonina se asocia con el estado anímico.

La dopamina regula la motivación y hace que una persona persevere en lograr un objetivo. Recientes investigaciones de un grupo de expertos/as de la Universitat Jaume I de Castellón han demostrado que la dopamina “es el neurotransmisor que nos mueve a actuar, se libera para conseguir algo, ya sea evitar un mal o alcanzar un bien”. La dopamina es quien consigue que una persona sea constante y tenaz para alcanzar una meta, y que esté más motivada para actuar. Por eso, en los casos en los que los niveles de dopamina están por debajo de lo esperable, como en el caso de una depresión, a las personas les cuesta motivarse y cualquier esfuerzo les supone un auténtico sacrificio.

 

La serotonina por su parte influye en el estado de ánimo. Cuando hay un nivel muy bajo de serotonina parece que aumenta el apetito por los carbohidratos. Quizás por esto atacamos las patatas fritas o los dulces cuando no nos sentimos bien. Por el contrario, unos niveles altos de serotonina se relacionan con el optimismo, una mayor concentración, la serenidad, mejor autoestima y una sensación general de bienestar.

Se pueden aumentar los niveles de estos neurotransmisores de forma natural y agradable: dando un paseo, haciendo ejercicio, aprendiendo algo nuevo, comiendo un plátano (alimento rico en triptófano, que es precursor de la serotonina), dedicando unos minutos a meditar o relajarnos, tomando unas onzas de chocolate, besando, ayudando a una persona a encontrar una calle, sonriendo, dedicando una tarde a ser voluntario/a…

 

En el caso de la serotonina, de todas las acciones que podemos hacer para elevar su nivel, y por tanto sentirnos más felices, hay algunas que consiguen mantener estos efectos durante más tiempo que otras. Se han realizado diferentes investigaciones al respecto, como la publicada en la revista científica The Journal of Happiness, en la que se explicaba que aquellas personas a las que se les había pedido comprar algo para otra persona habían experimentado un nivel de satisfacción mayor que quienes se habían comprado algo para sí mismas; o como los ejercicios que M. Seligman realizaba con sus estudiantes en clase en los que demostraba que hacer algo por otra persona les hacía sentirse más felices y durante un periodo de tiempo mayor que si comían una hamburguesa, salían con los amigos e incluso ¡si tenían sexo!. Es decir, si tenemos un comportamiento altruista nuestro cerebro empieza a liberar estos neurotransmisores que nos hacen sentir tan bien y sus efectos se prolongan.

 

El altruismo está estrechamente relacionado con la capacidad de empatizar con los demás. La empatía forma parte de la Inteligencia Emocional Interpersonal y significa ser capaz de ponerse en el lugar de otra persona y entender sus opiniones y emociones.

En conclusión, en tu particular laboratorio de felicidad no te prives de comer chocolate, practica mucho el sexo, baila y canta, haz algo de ejercicio, sonríe y, sobre todo, incorpora como uno de tus mejores hábitos el hacer cosas positivas por los demás… ¡y que se dispare tu nivel de felicidad!.

 

Pistas

  • Aumenta tus niveles de bienestar emocional haciendo algo por los demás. Esto puede ser desde responder de forma amable, sonreír al dar los buenos días, colaborar en una organización sin ánimo de lucro, dedicar un tiempo a charlar con esa persona mayor que tienes cerca o echarle una mano a tu vecina con las bolsas de la compra. Tú decides cómo y cuándo, pero introducir el altruismo en tu forma de comportarte habitual hará que te sientas más feliz y alegre, ¡y además la alegría se contagia!.
  • Escribe un particular Diario de Bienestar. Dedica unos minutos al final del día a enumerar aquellas situaciones que te han ocurrido en esas últimas 24 horas y que te han hecho sentir motivado/a, alegre, relajado/a, optimista y/o con ganas de lograr un objetivo. Éstas serán las situaciones en las que tu cerebro habrá estado liberando serotonina y dopamina. A continuación puntúalas del 1 al 5 (de menor a mayor nivel de bienestar emocional) y trata de identificar con cuál de esas actividades has sentido esas emociones agradables durante más tiempo. De esta forma, al cabo de unas semanas, tendrás mucha información sobre qué cosas puedes hacer de forma natural para aumentar tus niveles de “neurotransmisores felices”.

 

Idea clave

Hay muchas cosas que puedes hacer para sentirte bien y además prolongar esta sensación durante más tiempo. Al principio puede hacer falta algo de entrenamiento pero son actitudes y comportamientos que merecen la pena practicar e incorporar a tu repertorio de “buenas costumbres”.

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0 comentarios en “Sexo, chocolate y … ¡la química de la Felicidad!”

Por la ‘dictadura de la dopamina!!!’
Me apunto a sonreír, al chocolate, a cantar, reír, bailar, al sexo y, sobre todo, a dar a los demás.

Saludos!

¡Genial!. Esperemos que cada vez nos apuntemos más y más 🙂
¡Un saludo!

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