Créeme cuando te digo que entiendo perfectamente lo que me cuentas acerca de tus crisis de ansiedad. He vivido en primera persona la experiencia. Y puedo asegurar que ni antes ni después de aquel episodio he sentido un miedo parecido
Me ocurrió durante mi etapa universitaria. Una noche estaba en casa de una compañera estudiando y, de repente y sin venir a cuento, comencé a sentir que me faltaba el aire. Mi corazón empezó a dispararse y era como si a mis pulmones no llegara el aire. El pecho me dolía de los intentos desesperados que hacía por respirar, y sin embargo yo sentía que me ahogaba, que por más que lo intentarba no conseguía que el aire entrara en mi cuerpo. Mis manos se pusieron rígidas y los dedos me pinchaban y no podía moverlos. Recuerdo que cuando empecé a sentir ganas de vomitar y a marearme pensé que era el final, que mi cuerpo estaba reaccionando a la falta de aire y que iba a morir allí mismo. ¡Fue aterrador!. En ese momento yo estaba convencida de que iba a morir, y mi amiga no podía ayudarme. Ella se asustó muchísimo y llamó a urgencias. Luego me dijo que aquello habia pasado en solo unos minutos, pero mi sensación fue que el tiempo se había detenido…
Cuando llegó la ambulancia que me trasladó a urgencias lo peor había pasado. Estaba agotada y un poco como si aquello no fuera conmigo. En el hospital me exploraron y no encontraron nada, así que volví a casa
Formo parte de un porcentaje de población bastante numeroso que en algún momento de su vida ha tenido una crisis de ansiedad. En mi caso no se han vuelto a repetir. En gran parte debido a que lo achaqué al estrés acumulado por estar en época de exámenes y por la presión a la que yo misma me sometía por obtener unos buenos resultados académicos. Pensé que había un cúmulo de circunstancias añadidas (hacía días que me sentía herida por el comportamiento de algunas de mis amigas, había discutido con el chico con el que estaba saliendo y quizás me había excedido con el café, pensando que me iba a ayudar a poder estudiar más), y que mi cuerpo me había dado un “toque de atención” para que parara y me tomara las cosas de otra forma
De hecho, desde entonces presto más atención al hecho de mejorar mi vida, de volverme más flexible y afrontar las cosas de forma más relajada, de esforzarme en mi trabajo y en mi vida personal pero tratando de ser menos exigente conmigo misma, apreciando con más intensidad lo bueno que hay en mí y en mi vida, y aprendiendo a pedir ayuda cuando la necesito (porque sí, los/as psicólogos/as no estamos hechos/as de otra pasta. Tenemos las mismas dificultades y emociones que los demás demás, sólo que contamos con otras herramientas para plantarles cara. Las mismas que empleamos en consulta cada día)
Sé que soy afortunada. Soy muy consciente que la línea que separa el pensar que aquello que me había pasado era hasta cierto punto normal (por todas las circunstancias que influyeron) de empezar a temer que aparecieran nuevos episodios (y que efectivamente se repitan y se desencadene un trastorno de pánico), puede ser muy delgada
Mi objetivo con esta entrada es que seamos conscientes de que todas las personas somos vulnerables a tener un problema emocional. Que la mente y el cuerpo en ocasiones nos dan una llamada de atención para que modifiquemos nuestra forma de tratarles. Y que podemos hablar con naturalidad y normalidad sobre nuestra salud mental y nuestra forma de cuidarla
Pistas
- Haber vivido una crisis de pánico me ayuda a comprender mejor lo que sientes, pero no me capacita para poder ayudarte a superar un trastorno de ansiedad. Eso lo consigo gracias a mi formación en psicología, a mi especialización y a mi experiencia profesional. Si necesitas ayuda para afrontar un problema de salud mental o una situación vital que te genera sufrimiento e infelicidad y que no consigues superar, mi consejo es que acudas a un/a psicólogo/a cualificado/a que ejerza con garantías y responsabilidad la profesión
- La ansiedad es, después de la depresión, el problema de salud mental más frecuente en nuestra sociedad. Afortunadamente existen tratamientos muy eficaces para hacerle frente. La terapia psicológica cognitivo conductual es la que ha demostrado hasta el momento los mejores resultados
Idea clave
Todas las personas somos vulnerables a poder tener un problema de salud mental. Y todas podemos aprender a cuidar mejor de nosotras, y a fortalecer y enriquecer nuestra calidad de vida
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