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El bueno, el feo y el malo

23 de enero de 2013 Escrito por Autoestima, Competencia Social 0 comentarios en “El bueno, el feo y el malo”

¿Os hace una del Oeste?. La verdad es que el título de esta película de los años 60 nos viene que ni pintado para continuar con el tema de las Habilidades Sociales.

Imaginemos la siguiente escena y tres reacciones diferentes ante la misma situación:

En  la terraza de un bar el camarero está sirviendo un café a un cliente que está sentado en una de las mesas. El hombre se da cuenta de que el vaso está manchado y siente un profundo asco. Veamos lo que puede ocurrir…

 

Reacción a: Piensa “¿Y yo cómo le digo ahora que me lo cambie cuando ya está servido?”, “Me da apuro”, “Total, me lo bebo rápido por ese lado que parece que está más limpio”. No dice nada, se bebe el café reprimiendo su repugnancia y evita levantar la mirada vaya a ser que alguien le esté mirando.

 

Reacción b: Piensa “¿¡Se cree que soy tonto, qué me voy a beber esto!?”, “Menudo incompetente, será que no hay gente para trabajar que han contratado al más inútil”. Levanta la mano exageradamente y llama a voces al camarero: “Oye!!, ¿tú has visto cómo está este vaso de sucio?. Es una vergüenza, ¡deberías estar más pendiente de cómo tratas a la gente!”.

 

Reacción c: Piensa “Yo en un vaso tan sucio no me bebo el café”. “Espero que haya sido un error y que hayan cogido el vaso de donde no debían”. Hace un gesto al camarero para que se acerque y bajando un poco la voz para que las personas de la mesa de al lado no se enteren le comenta: “Mi vaso está sucio, ¿podría cambiármelo y traerme otro café?”.

 

A pesar de tener todo el derecho a reclamar por un mal servicio, en el primer caso la persona se siente insegura y no expresa adecuadamente lo que siente ni lo que quiere. No se atreve a defender su derecho y no es capaz de afrontar una situación en la que está saliendo perjudicada.

Estaríamos ante un ejemplo de comportamiento inhibido.

 

El hombre del segundo caso sin embargo sí muestra su enfado y su asco pero lo hace de forma inadecuada, está convencido de que actuar de esa forma está justificado y no le importan las posibles consecuencias negativas que su actitud le pueda ocasionar al camarero.

Sería un claro ejemplo de comportamiento agresivo.

 

El tercer cliente controla sus emociones y defiende su derecho de una forma amable pero firme, buscando con su actitud conseguir lo que quiere pero brindándole una salida digna al camarero. No exige pero tampoco se engaña a si mismo diciéndose que no le importa lo que ha pasado.

A este último comportamiento lo denominamos asertivo.

 

Los estilos de comportamientos no son puros. No hay nadie 100% asertivo (ni agresivo, ni inhibido). Todos nos comportamos en algún momento según uno de los tres patrones. Va a depender del contexto y de las personas con las que nos relacionemos. Es decir, una persona puede comportarse asertivamente en una situación pero no en otra, y lo mismo de forma inhibida y agresiva. Lo que si hay es una tendencia a adoptar uno de los tres estilo de una manera más habitual. Por esto debemos hablar de actitudes (y no de personas) inhibidas, agresivas y asertivas.

 

La asertividad está muy relacionada con el respeto hacia uno/a mismo/a y hacia los demás. Consiste en ser capaz de reconocer y defender las opiniones, sentimientos y deseos propios pero respetando a la vez las opiniones, sentimientos y deseos de las otras personas. No consiste en lograr lo que uno/a quiere a cualquier precio, ni de manipular o controlar a los demás.

Diferentes estudios demuestran que las personas que han participado en sesiones de entrenamiento de la asertividad suelen experimentar menos ansiedad en determinadas situaciones sociales, se perciben como más eficaces en sus relaciones con los demás, mejoran sus habilidades de comunicación, favorecen las emociones positivas e incluso mejora la percepción que tienen de su propia salud.

Es bastante comprensible entonces que en los últimos años se esté experimentando un interés cada vez mayor por el desarrollo de este tipo de comportamiento en áreas como la educación o las relaciones laborales.

 

Pistas

  • Piensa en una situación en la que te comportaste de forma inhibida. ¿Recuerdas qué hiciste y cómo te sentiste?. ¿Crees que si hubieses actuado de otra forma habría sido mejor para ti y/o para la otra persona?. Haz la misma reflexión ahora sobre una situación en la que tu comportamiento fue agresivo.
  • La asertividad nos permite relacionarnos con los demás de igual a igual, sin que nadie se siente superior ni inferior.

 

Idea Clave

La asertividad nos permite defender nuestras opiniones y expresar nuestros sentimientos y deseos respetando al mismo tiempo los de los demás. Nos ayuda a mejorar las relaciones interpersonales, a fortalecer nuestra autoestima y a llevar las riendas de nuestra vida.

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