Las personas tenemos unas pautas cognitivas – unas formas determinadas de pensar – que están especialmente influenciadas por nuestras experiencias durante la infancia y las interacciones con nuestros padres, madres o figuras principales de apego
Estas pautas en las Personas Vulnerables a la Depresión se caracterizan por un predominio de pensamientos negativos que giran en torno al rechazo, la culpabilidad, el fracaso o la inadecuación personal, y que son considerados como un reflejo exacto de la realidad
Otra de estas pautas que caracterizan a la mente depresiva es el hábito de dar vueltas y vueltas a todo lo malo que ocurrió en el pasado, a todos los problemas que pueden suceder en el futuro si las cosas se mantienen igual y a preguntas como “¿por qué me siento así?”, “¿por qué me pasa esto a mí?”, “¿qué puedo hacer?”, “¿lo estoy haciendo bien?”
Otro hábito que también interviene es el que se centra en comparar continuamente cómo “deberían” ser las cosas y cómo son en realidad. Al observar continuas diferencias entre lo que vive y una situación ideal, en la que las cosas suceden como la persona «cree que tendrían que ser», así como el tomar conciencia de que uno/a no es como le gustaría, aumenta el estado de ánimo negativo y la persona se queda “enganchada” a dar vueltas y vueltas a esas discrepancias y a las posibles soluciones. Paradójicamente, cuanto más trata de escapar de esa forma de pensar y de sentirse más prisionera se queda de ella
La diferencia principal entre una persona vulnerable a la depresión y otra que no es la forma en que ambas se enfrentan a acontecimientos y estados de ánimo negativos: es como si la primera fuese especialmente sensible a pequeños cambios en su estado de ánimo y ante la más ligera variación en éste le resulta muy fácil acceder a recuerdos, pensamientos, expectativas, emociones y actitudes negativas. Y esto desencadena una reacción excesiva negativa que dispara su pauta mental rumiativa (se “engancha” y ya no puede dejar de darles vueltas)
¿Cómo se traduce todo esto en un ejemplo real?. Veamos el caso de Lucía:
Lucía trabaja como teleoperadora gestionando las llamadas de atención al cliente de una empresa de telefonía. Está cansada y hambrienta puesto que es final de semana y su turno está a punto de terminar, cuando le toca atender la llamada de un cliente especialmente irritado. Aunque consigue solventar la situación, el cliente se muestra muy desagradable, y al colgar Lucía se siente enfadada y molesta. Entonces, empieza a recordar todas las situaciones parecidas que ha vivido en el trabajo y por su cabeza asoma un pensamiento acerca de que no es competente para ese puesto. Se dice a sí misma que eso no es así y que ya son 6 años trabajando en lo mismo. Está descartando pues esa idea cuando levanta la vista y ve que su coordinadora, al fondo de la sala, está mirando hacia ella. Aunque a la distancia a la que se encuentra no ha podido escuchar la conversación, Lucía siente un pellizco en el estómago y por su mente empiezan a aparecer una espiral de imágenes negativas sobre su futuro: su jefa pensando que no sabe tratar a los clientes y quejándose de ella, una carta de despido, en su casa sin encontrar trabajo, perdiendo su piso, teniendo que recurrir a la ayuda de sus padres, con sus amistades dándole de lado… Cada vez se siente más angustiada y siente que su corazón se dispara y se le llenan los ojos de lágrimas. Empieza a recoger su bolso con torpeza pensando lo poco válida que es, que no sabe qué hacer para solucionarlo y evitar que todo lo que teme ocurra y que no entiende por qué siempre le pasan estas cosas a ella. Durante el resto del día ya no es capaz de hacer otra cosa que estar tumbada en el sofá, con la televisión puesta pero sin verla, y dándole vueltas y vueltas
Desde la Psicología Cognitiva y las Terapias de Tercera Generación se afronta la depresión y la prevención de recaídas en personas como Lucía enseñándoles a:
- Identificar y comprender su estilo de respuesta rumiativa y a desengancharse de él
- Tomar distancia de sus pensamientos para percibirlos como “simples pensamientos” que no tienen por qué reflejar la realidad
- Ser consciente de que la infelicidad proviene no tanto de las circunstancias como de la interpretación que hacemos de ellas
- Aprender a reconocer las señales que les indican que su estado de ánimo está cambiando y a actuar de forma que no se disparen los hábitos depresivos
- Modificar sus pensamientos distorsionados y aprender a dejar de luchar contra ellos y contra los sentimientos desagradables e indeseados
- Aprender a aceptar que las cosas son como son y a permitir que así sean sin sufrir por intentar cambiarlas, como principal o única opción
- Redirigir la atención del pasado y el futuro al presente
Pistas
- Es importante aumentar la capacidad para tolerar estados de ánimo incómodos, de forma que no se vivan con la urgencia de tener que eliminarlos cuanto antes ni como si fueran algo indeseable que no debería estar pasando
- No se trata de evitar las dificultades de la vida sino de aprender a convivir con ellas
Idea clave
La terapia ayuda a reconocer las pautas mentales que provocan la vulnerabilidad a la depresión y a adquirir nuevas herramientas para cuidar uno/a mismo/a de una forma más sana cuando la tristeza y la angustia aparecen
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