Gestión emocional psicoemocionate

Hoy quiero que estés Triste y que te Cabrees

19 de enero de 2016 Escrito por Inteligencia Emocional 0 comentarios en “Hoy quiero que estés Triste y que te Cabrees”

Hoy no te deseo nada bueno. Hoy me gustaría que sintieras rabia, impotencia, tristeza, envidia. Y te lo deseo para ver cómo te desenvuelves ante estas emociones, si las manejas fácilmente o si cuando aparecen te suponen un efecto demoledor.

Porque emociones negativas vamos a sentir queramos o no, y según cómo nos relacionemos con sus efectos desagradables va a depender en gran medida nuestra sensación de bienestar.

Así que, lo dicho, hoy no te deseo nada bueno.

 

Hagamos un pequeño ejercicio. Recuerda la última situación en la que sentiste que te trataban injustamente, que te estaban rechazando o riéndose de ti… intenta traer de nuevo ese momento a tu mente de la forma más real posible. Si te resulta más fácil cerrando los ojos, adelante. Recuerda la situación, a la otra persona, sus gestos, su tono de voz…, recuerda el contexto en el que estábais, si había más gente o no, el ruido, la temperatura de la habitación…, recuerda cómo te sentiste, cuáles fueron las sensaciones en tu cuerpo, qué pasó por tu cabeza, qué hiciste… Y ahora que ya has pasado esa situación y estás “en frío”, ¿crees que dijiste lo que debías o te arrepientes de tus palabras (o de tu silencio)?, ¿quizás lo que pretendías decir era correcto pero te perdieron las formas?, ¿exageraste lo que sentías?… la diferencia entre sentirse bien con uno/a mismo y con los/as demás se basa fundamentalmente en la habilidad que tengamos para gestionar nuestros pensamientos y emociones. Si esta gestión no es adecuada voy a pasarlo mal con mayor frecuencia y con mayor intensidad que si sé relacionarme con lo que pasa en mi interior de una forma más realista y equilibrada.

 

QUÉ IDENTIFICA A UNA PERSONA CON UNA MALA GESTIÓN EMOCIONAL

» Cuando se enfrenta a un estímulo con carga negativa, ya sea interno (ej., un dolor físico repentino e inexplicable) o externo (ej., un familiar que le habla con desprecio o que le denieguen un permiso que esperaba), la reacción emocional negativa que siente le invade por completo y consigue arruinarle el día

» No acepta que la realidad nos hace en momentos ganadores y en momentos perdedores, se indigna y lamenta ante su ´continua mala suerte´

» Lo que siente no desaparece, al contrario, la emoción negativa se mantiene y aumenta. Es como si se le instalara en algún rinconcito interior y estuviera a la expectativa para ¡zas! saltar a la primera de cambio

» Da vueltas una y otra vez a su desgracia o a lo mal que se ha portado la vida o la otra persona con ella. ¡No hay duda de que es una víctima de la injusticia!. Puede incluso buscarse algún compañero de rumiación, una persona con la que el tema de conversación gira constantemente acerca de lo “mal que se ha portado fulanito, ¿te has enterado de la última?, de nuevo está con lo mismo, no lo aguanto…

» Bajo el lema “yo soy muy racional” ignora sus emocionas y piensa que escuchar a sus sentimientos es señal de debilidad y falta de control

» Se siente con frecuencia presa de la culpa y el remordimiento por las consecuencias de sus explosiones emocionales y arrebatos impulsivos

 

QUÉ IDENTIFICA A UNA PERSONA CON UNA BUENA GESTIÓN EMOCIONAL

» Es capaz de reconocer cómo se siente ante las diferentes circunstancias (y no me refiero a decir simplemente “estoy bien, estoy mal”, sino a identificar y diferenciar si lo que siente es irritación, humillación, euforia, envidia, decepción, celos…)

» No se deja arrastrar por la pasión o el impulso del momento

» Modera sus reacciones. Sabe contener sus palabras, gestos y actos

» Comprende cuáles son sus necesidades y deseos y no carga a los/as demás con la responsabilidad de satisfacerlos (“Si tú hicieras… yo me sentiría querida”, “Es culpa tuya…”)

» Presta atención a su discurso interior, a las palabras que utiliza cuando se habla a sí misma y reconoce cuando ese monólogo empieza a salirse de madre y es capaz de suavizarlo y equilibrarlo

» Tiene habilidad para generarse calma a sí misma en momentos de tensión. Sabe qué cosas potencian su ira, inseguridad, ansiedad… y no las alimenta

» Sabe que no todas las personas sienten ni reaccionan de la misma forma ante situaciones semejantes, por lo que no exige a los/as demás que actúen como ella lo haría (aunque eso fuera lo que le gustaría)

» Su pensamiento no se nubla por un arrebato emocional. Es capaz de distinguir aquellos pensamientos que la empujan a actuar de forma impulsiva y moderarlos a la vez que los convierte en otros alternativos más templados y prudentes

» Tolera con más o menos pericia la impotencia y la frustración. No le gustan pero es capaz de mantener la calma y la esperanza cuando las cosas no salen como le gustaría, no le dan la razón, no consigue lo que desea o aún le toca esperar hasta que alcance su objetivo

Pistas

  • Pensamientos y emociones están fusionados. Lo que pensamos va a influir impepinablemente en lo que sintamos a continuación, de la misma forma que la forma en que nos sentimos va a influir en nuestros pensamientos posteriores y va a condicionar nuestro comportamiento.
  • La habilidad para conseguir moderar y gestionar adecuadamente nuestras reacciones emocionales ante estímulos intensos es una de las más delicadas, complejas y necesarias para nuestro bienestar. No dejar que las emociones nos atropellen requiere entrenamiento, práctica y constante perfeccionamiento para lograr manejarnos con maña.

 

Idea Clave

La capacidad para prestar atención a lo que sentimos de forma apropiada y la destreza para regular nuestro estado de ánimo no son habilidades innatas sino que cualquiera puede aprenderlas y desarrollarlas, en beneficio propio y de sus relaciones con los/as demás.

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