Un impulso es el empujón que sentimos que nos lleva a actuar de una determinada manera. Resistir un impulso puede convertirse en una lucha titánica, pues hay ocasiones en las que lo que nosotros/as querríamos hacer, lo que nuestra mente nos dice que es correcto y coherente con nuestros valores y objetivos, y el deseo que sentimos para actuar van en direcciones totalmente opuestas (“No tengo que llamarle, me lo ha pedido expresamente y además sé que vamos a terminar discutiendo…, ¡pero es que no puedo evitarlo!, necesito decirle lo que siento”)
Cuando empecé a trabajar como psicóloga lo hice con personas con problemas de alcoholismo y otras adicciones. El impulso por consumir puede ser brutal, pero hay un modelo de prevención de recaídas que resulta altamente efectivo, el de Marlatt y Gordon (1985). Con el paso de los años he ido comprobando, tanto por mi experiencia profesional como por los resultados que ha ido aportando la investigación en psicología, que las mismas estrategias que se aplican desde este modelo para intervenir en el impulso de consumir son igualmente efectivas para cualquier otro impulso que podamos experimentar (desde el impulso de utilizar un laxante como modo de purga tras un atracón de comida, al de no querer hacer algo por miedo o al de arrojarle el móvil a la cabeza a tu pareja cuando estáis discutiendo)
Vamos a llamar a esta estrategia Surfear los Impulsos. Imagina que te sientas en la orilla de la playa a contemplar las olas. Observarás que continuamente vienen y se van, vienen y se van. Así funcionan nuestros impulsos, llegan y se van. E igual que tú no puedes controlar la actividad del mar, tampoco puedes evitar que aparezcan olas emocionales
Si te sigues fijando comprobarás que las olas funcionan siempre igual. Empiezan pequeñitas y poco a poco van creciendo, se van haciendo más grandes, hasta llegar a un punto máximo (la cresta de la ola) y a partir de ahí comienzan a perder fuerza y a descender
Una ola nunca se queda parada en su punto máximo, hagas lo que hagas (simplemente observarla desde la orilla, nadar hacia ella, dejarte arrastrar o intentar detenerla), ella siempre funciona igual
Por este motivo, cuando intentamos luchar contra nuestros impulsos o controlarlos terminamos agotados/as y la mayoría de las veces literalmente arrollados/as por ellos
Sin embargo, ¿qué sucede cuando alguien coge una tabla de surf y se lanza a “coger” una ola?. No intenta controlarlas ni evitarlas, lo que hace es deslizarse por las olas manteniendo el equilibrio. Aplicado a nuestra vida, es una técnica increíble en la que hacemos sitio a nuestros impulsos hasta que pierden su fuerza
¿Y cómo lo hacemos?. Pues obviamente conociendo la técnica y practicándola mucho. En esto de la práctica soy muy cansina (si me lees habitualmente ya te habrás dado cuenta). No se aprende a surfear a la primera. Es un deporte excitante y atractivo pero que requiere mucho entrenamiento y estar dispuesta/o a que las olas te revuelquen más de una vez. En la vida pasa lo mismo. Aprender a surfear un impulso no deja de ser adquirir un nuevo hábito. Y esto requiere Esfuerzo, Compromiso y Entusiasmo
La próxima vez que sientas un impulso tienes que estar muy atento/a. Y empieza por un impulso pequeñito, ya tendrás tiempo de surfear olas mayores.
- Lo primero de todo es darte cuenta de cuándo aparece el impulso y de qué sucede en ese momento. Observa cómo reacciona tu cuerpo, que sensaciones aparecen. Observa qué pensamientos aparecen por tu mente, qué te estás diciendo en ese momento. Identifica tus emociones, ponles nombre. Observa el contexto, cómo es “la playa” en la que está apareciendo esa ola (esto corresponder a responder a dónde estás en el momento de sentir el impulso, si te encuentras solo/a o acompañado/a, qué estaba ocurriendo cuando la ola ha comenzado a formarse)
- Ahora hazle sitio al impulso, permite la ola. Se trata de no actuar rápidamente y sin control, sino de aumentar tus probabilidades de escoger qué es lo que vas a hacer a continuación
- Observa cómo crece la ola, cómo el impulso se va haciendo intenso. No trates de hacerlo pequeño, piensa que, como las olas, aunque no hagas nada, va a llegar a un punto máximo y luego empezará a desaparecer
- Es muy probable que te asalten pensamientos como “No soy capaz de hacerlo”, “Es superior a mí”, “No puedo hacerlo”. No te enredes en ellos. Deja que aparezcan y que se vayan, tu mente está intentando confundirte en ese momento, no la alimentes. Cambia el foco de atención y céntrate en tu respiración (puede ayudarte tomar aire contando mentalmente hasta cuatro y soltar aire contando mentalmente hasta cuatro). Por muy alta que sea la ola y por mucha fuerza que tenga, tú lo eres aún más. Date la oportunidad de comprobar lo fuerte que eres
- Recuerda lo que de verdad te importa, los valores con los que te identificas, el tipo de persona que quieres ser, la forma en que te gustaría actuar. ¿Te ayuda ese impulso a conseguirlo o te lleva en dirección contraria?. Si te ayuda, guíate por él. Si no te ayuda, elige una acción que sí se corresponda con la dirección que quieres que tenga tu vida y llévala a cabo (puede ser de ayuda que previamente, si sabes que es un impulso que suele aparecer con frecuencia, hayas preparado una tarjeta con diferentes alternativas de respuesta)
- Al cabo de unos minutos la ola habrá desaparecido. Felicítate por haberte dedicado unos momentos a entrenar tu habilidad para surfear. Sé consciente de que tienes más poder sobre ti del que crees y de que eres muy capaz de ofrecerte a ti mismo/a equilibrio. Ten presente que la práctica hará que te resulte cada vez más sencillo
Pistas
- Cuando alguien me dice que “¡Ya no voy a volver a hacer X!” suelo responder “Te equivocas. Vas a hacerlo”. Pretender ser sobrehumano/a (o convertirte en Escarlata O´Hara con su «¡A Dios pongo por testigo que nunca volveré a pasar hambre!»), y no considerar la posibilidad de volver a tener un traspié sólo va a jugar en tu contra. Impedirá que te des cuenta de cuándo comienza a formarse una ola y reducirás tus posibilidades de elegir, llegado el momento, qué es realmente lo que vas a hacer
- No todos los impulsos son contraproducentes. Comer, dormir, tener relaciones sexuales también son conductas que se mueven por impulsos. Se trata de centrarnos en aquellos que son excesivos o suponen un impedimento para vivir tu vida con equilibrio. Por ejemplo, yo soy muy golosa (lo salado no me estimula tanto pero como me pongas chocolate por delante ¡eso ya es otra cosa!). Puedo sentir el deseo de comer un dulce y no hay nada malo en ello. Pero si cedo siempre a ese impulso o en vez de un dulce me como la bandeja entera actúo en contra de cuidar de mi salud, un valor que es importante para mí
Idea clave
La vida está formada por olas que suben y bajan. Puedes dejarte revolcar, sentarte en la orilla a mirar o aprender a surfear
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5 comentarios en “Surfear los Impulsos”
Me gusta tu forma de escribir. Hacía mucho tiempo que no sabía de ti hasta que descubrí tu blog
¡Qué agradable sorpresa Félix!
Me alegra que te guste cómo escribo, intento hacer que la psicología sea cercana y sencilla
¡Un abrazo!
Tengo depresión y una fuerte adicción a una persona que acabo de dejar.
Hola Rafi,
Si quieres que lo comentemos por privado escríbeme a marta@psicoemocionate.com , y vemos tu caso y la posibilidad de concertar una sesión
Me ha encantado este artículo pues se que el ser compulsiva ha Sido mi pesadilla con esto he aprendido bastante. Muchas gracias por tan clara explicación sobre el tema.