¿Quién ha dicho que no se puede llorar?, ¿o que no debemos enfadarnos?. ¿En qué momento aprendimos que no está bien mostrar debilidad o que huir es de cobardes?.
Hoy llamo a la ¡¡Rebelión Emocional!!. Vamos a plantarle cara a esas ideas que tenemos de que determinadas emociones son malas, pavorosas, que no hay que sentirlas y mucho menos expresarlas.
Yo confieso que la tristeza es mi amiga, que no me da miedo que el miedo me acompañe y que a veces a la irá la invito a un café (descafeinado eso si, que ya viene ella sola suficientemente alteradilla como para soliviantarla más).
Un día decidí que no iba a rechazar más esas emociones desagradables, ni a tratar de ignorarlas ni de escapar. Un día me di cuenta de que cuanto más intentaba no pensar en ellas con más fuerza aparecían. Y ese día acepté el reto: decidí conocerlas, entender de dónde venían y por qué yo no las quería, saber cuáles eran sus verdaderas intenciones y, puesto que ya había comprendido que aunque no las quisiera no iban a irse, averiguar la mejor forma de relacionarme con ellas.
Desde aquel día vivo mucho mejor. Tengo mayor sensación de bienestar, de tranquilidad, y sobre todo, siento que tengo más control sobre mi vida, ¡mucho más!.
Voy a contaros qué es lo que descubrí…
¿Qué queréis realmente?
Tristeza: «Yo busco que te sientas mejor. Si si, como lo oyes. Porque cuando aparezco es porque sientes dolor y cuando me expresas adecuadamente abres la puerta para que el dolor se vaya«
Ira: «¡¡¿¿Realmente tengo que explicarte por qué estoy aqui!!?? Tengo mucha fuerza, soy muy potente, porque mi objetivo es ayudarte a sobrevivir. Aparezco para indicarte que te están dañando, que se están aprovechando de ti, que te están manipulando o agrediendo. Pretendo hacerte ver que tienes que actuar para recuperar tu equilibrio emocional. ¡¡Pero no te equivoques conmigo!!. Yo sólo aparezco en situaciones realmente graves, eres tú quien me llama a veces cuando la situación no lo requiere«
Miedo: «Mi misión es protegerte. Te aviso cuando hay un peligro y te incito a huir o a enfrentarlo, dependiendo de la situación y de tus recursos«
Hay algo que no entiendo. Si resulta que no es tan malo el lobo como lo pintan, ¿de dónde he sacado yo la idea de que no debo sentiros?.
Pues todo comienza en la infancia, que es cuando comenzamos a desarrollar nuestras emociones y a aprender qué hacer con ellas. Este aprendizaje se basa fundamentalmente en las orientaciones que, directa e indirectamente, nos facilitan nuestras figuras de apego (principalmente nuestra madre/padre, aunque con el tiempo se van ampliando a otro/as familiares y educadores/as). Mensajes del tipo «En esta casa no se llora«, «Los niños buenos no se enfadan«, «Deja de llorar o los abuelitos no van a querer venir«, «Las niñas valientes no ven monstruos en su cuarto«, etc. nos van enseñando que hay determinadas emociones que no hay que sentir, o que al menos cuando las expresamos a nuestro entorno no le gustan. Cuando estos mensajes no son la excepción sino la norma en una casa, cuando se transmiten de forma rígida e inflexible es difícil aceptar los sentimientos como naturales y desde luego no se suele saber qué hacer con ellos porque lo que se aprende así es la idea de que «No lo sientas, No lo expreses». Sin embargo, de niños/as necesitamos tener libertad y seguridad para sentir y necesitamos una guía clara que nos explique cómo expresar y canalizar responsable y acertadamente nuestras emociones.
Y sabiendo esto, ¿cómo empezamos ahora esta relación de nuevo?
Lo principal es conocer todas las emociones, saber identificarlas cuando aparecen (en cuáles de mis pensamientos se reflejan, dónde las noto físicamente), comprenderlas, aceptarlas (ya sean agradables o desagradables) y aprender a utilizar estrategias y herramientas adecuadas para expresarlas de una forma sana: técnicas de respiración y relajación, reestructuración cognitiva (cambiar nuestro discurso interior por uno más amable y realista, modificar los pensamientos distorsionados y las creencias irracionales), control de los impulsos, fortalecer la autoestima, entrenar la asertividad…
Pistas
- Es necesario ampliar nuestro Vocabulario Emocional. Aquí hemos visto algunas de las emociones básicas pero hay muchas más. Es vital que sepamos diferenciarlas correctamente (por ejemplo, distinguir si estamos sintiendo frustración o enfado). Tenemos que saber que las emociones muchas veces no llegan solas sino que vienen en pandilla. Aparecen muchas y todas a la vez, y tenemos que saber diferenciarlas todas porque cada una nos está diciendo una cosa y a cada una tenemos que darle un tipo de respuesta diferente. Y es fundamental que sepamos que a veces las emociones más opuestas aparecen de la mano (pena-alivio, amor-rechazo, …) y que no es que seamos raros/as o estemos desequilibrados/as, es que Ellas son así. Y no pasa nada.
- No confundamos la Emoción con su Expresión. Los sentimientos nunca son malos o equivocados. Una vez que los sentimos es la decisión que tomamos de expresarlos de una u otra forma lo que puede ser equivocado o contraproducente (por ejemplo: estás charlando con un grupo de personas y alguien responde a un comentario tuyo con sarcasmo y grosería. Sientes ira. Y a partir de ahí tú decides si callar, responderle educadamente pero con firmeza o contestarle en los mismo términos e insultarle)
Idea Clave
Como dice John Bradshaw, experto en maltrato infantil, «Los sentimientos forman parte de nuestro poder personal«. No renunciemos a parte de ese poder por creer erróneamente que determinadas emociones nos hacen daño. Mejor empleemos nuestra energía en conocerlas y en aprender a gestionarlas adecuadamente en beneficio de nuestro Bienestar personal.
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0 comentarios en “Rebelión Emocional: ¿Quién ha dicho que no se puede llorar?”
Me ha gustado mucho esta entrada tuya porque es una pelea, si una pelea no quito el lenguaje guerrero, que llevo desde hace tiempo y me preocupa esa linea que yo llamo hiperpositiva que no admite las emociones desagradables y se que tal como dices es muy importante llorar cuando estar triste es necesario y es importante enfadarse cuando toca. Un saludo
Muchas gracias Antonio 🙂
Rechazar las emociones negativas y pretender sentir sólo emociones positivas es negar la realidad.
Las emociones desagradables son necesarias y nos ayudan a sobrevivir, lo que necesitamos es un buen aprendizaje emocional para saber aceptarlas, expresarlas y gestionarlas adecuadamente. Lo que no está reñido con tratar de potenciar las emociones agradables. Alguien dijo muy acertadamente «Para que salga el arcoiris es necesario un poco de sol y un poco de lluvia»