Hacer una crítica puede ser una herramienta excelente para mejorar las relaciones. Siempre que se tenga en cuenta que esta herramienta es delicada y requiere sensibilidad, tacto y amabilidad. Por desgracia, lo que suele ocurrir es que las utilizamos como armas arrojadizas, envolviéndolas en grosería, agresividad y embestidas. Y es que no hay nada como una mala crítica para despertar nuestro lado más salvaje
Porque cuando se usa una crítica sin buscar una mejoría o solución, sino como desahogo, con furia, sin pararse a pensar si puede herir al otro, es como si nos dieran pintura para alegrar el aspecto del muro de un solar de una zona residencial y la utilizáramoss para arrojarla sobre los cristales de las casas vecinas. Enriquecer versus vandalismo, vamos. Y sí, estrellar críticas destructivas sobre los demás me parece un acto de vandalismo interpersonal
El principal error que encuentro al utilizar las críticas es cuando se centran en “pillar” a la otra persona en errores y contradicciones en lugar de enfocarse en ofrecer una posibilidad para cambiar y mejorar
15 MOTIVOS POR LOS QUE LAS CRÍTICAS NO FUNCIONAN:
⇒ Pretenden que la otra persona haga lo que queremos, sin contemplar que también tiene derecho a elegir actuar, pensar y sentir de forma diferente a como nos gustaría
Se nos olvida que no sólo nosotros/as tenemos derecho a hacer una crítica. La otra persona también tiene derecho a decidir si la acepta o no
⇒ Se convierten en reproches
Con una crítica cargada de resentimiento y convertida en regañina lo que conseguimos es ofender, pero ni ayudamos a mejorar la relación ni solucionamos nada
⇒ Se repiten, se repiten, se repiten
Sé (o al menos así lo creo) que tengo razón y así se lo hago saber. Pero como no obtengo la respuesta que esperaba insisto… e insisto e insisto, como si por repetirlo más aumentaran las probabilidades de que la otra persona cambie
⇒ Se expresan a través de la ironía o de indirectas
Para algunas personas resulta extraordinariamente desagradable e incómodo expresar lo que les molesta. Y recurren a poner caras, bufar o tiran de ironía. Con estas estrategias raramente consiguen lo que pretenden y sí que suelen despertar el enfado de los/as demás
⇒ Se centran en la forma de ser
¿Quién no ha recurrido al “eres un..”?. Pues no sé tú pero yo no conozco muchos casos en los que ponerle una etiqueta a otra persona sea bien recibido. Cada vez que tú utilizas el “¡eres un egoísta!” la otra persona empieza a recordar cada momento en que considera que se ha comportado de forma generosa contigo, así que difícilmente te va a dar la razón
⇒ Generalizan
Es cuando la crítica se hace de forma abstracta y no concreta. “Siempre haces lo mismo”; “Contigo nunca se puede contar”; “No eres nada atenta”…
⇒ Son la antesala de sacar la lista de agravios pasados
Esa crítica que es la excusa perfecta para empezar a recordar todas las ofensas recibidas y todos los errores que la otra persona ha cometido
⇒ Se expresan dando por hecho que a la otra persona le va a dar igual
Quien critica hace de adivino/a y está convencido/a de que la reacción de la otra persona es porque no tiene interés en cómo se siente, en sus necesidades e intereses
⇒ Se da por hecho que la otra persona se está comportando de ese modo para fastidiar
De nuevo se hace de adivino/a aunque esta vez es dando por hecho que el comportamiento ajeno es buscando nuestro perjuicio y malestar. “Lo hace a mala idea, porque sabe que me hace daño”
⇒ Se pierden las formas
A veces el contenido es cierto pero viene envuelto de tanta agresividad y faltas de respeto que el hecho de que sea auténtico o no deja de tener importancia
⇒ Se utilizan frases acusadoras “Tú…”
Cualquier buen ataque comienza con un buen “Tú…”. Y aquí comienza el partido de tenis del “Y tú más”
⇒ Se ignora que las críticas suelen generar un impacto emocional en la otra persona y ni se tiene en cuenta ni se le facilita que pueda aceptar la crítica sin sentirse herida
De primeras, a nadie le gusta recibir una crítica (otra cosa es que se sepan recibir de forma adecuada). Si contamos con esto podemos ayudar a nos escuchen atendiendo y cuidando el momento en el que vamos a hablar, nuestras palabras y lenguaje no verbal, el estado de ánimo nuestro y de la otra persona, etc
⇒ Se critica sin tratar de entender el punto de vista de la otra persona
Empatizar no significa dar la razón a la otra persona, pero sí tratar de entender por qué piensa, siente y actúa como lo hace. Hablando en plata, hacer lo que pedimos (“No te pones en mi lugar”, “Si te molestaras en entenderte te darías cuenta de cómo estoy”…)
⇒ Se magnifica y exagera el fallo que se ha cometido
Catastrofismo en estado puro. Que sí, que se ha equivocado. ¿Pero es realmente necesario y eficaz dramatizar?
⇒ No se sugiere a la otra persona cómo puede mejorar ni se le ofrece un comportamiento alternativo
Algo fundamental y que nos saltamos a piola. Si nos molesta un comportamiento lo ideal es que, además de decirlo, hagamos una sugerencia de cómo nos gustaría que la otra persona actuara en adelante (nota: la palabra sugerencia es clave en la frase)
Cualquier persona puede aprender a hacer críticas (¡y a recibirlas!) sin herir y sin provocar discusiones o peleas. En una próxima entrada trataré sobre la habilidad para hacer críticas adecuadas incluso en esas situaciones que te hacen ¡subirte por las paredes!
Pistas
- Si has leído la “lista de motivos por los que las críticas no funcionan” sintiendo que así es como fulanito/menganita se está comportando contigo significa que te has colocado en el papel de agraviado/a. Te animo a que vuelvas a leer ahora esa lista posicionándote en el papel contrario, es decir, cuando eres tú quien critica de esa forma
- Cuando entramos en el círculo vicioso de críticas destructivas y reproches es habitual que esperemos a que sea la otra persona la que dé el primer paso para intentar arreglarlo. ¡Error!. Asume tu grado de responsabilidad, céntrate en tu parte y esfuérzate por mejorar lo que depende de tí
Idea clave
Las críticas lanzadas como un ataque para mostrar nuestro resentimiento y frustración, y que ponen “de vuelta y media”, sólo consiguen deteriorar las relaciones. El objetivo de una crítica constructiva debe ser ofrecer a la otra persona la oportunidad de cambiar un comportamiento y mejorar
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2 comentarios en “Por Qué las Críticas NO Funcionan”
Me ha encantado. Clarificador, pero muy difícil de llevar a la práctica cuando se ha convertido en una conducta viciada.
Paciencia, constancia y… ayuda.
Cambiar un hábito no suele ser tarea fácil. Pero comentas tres elementos fundamentales: paciencia (para no tirar la toalla cuando no nos salga a la primera), constancia (es necesario repetir las nuevas conductas para que se interioricen) y ayuda.
Respecto a este último, la psicología tiene muchas herramientas para que el cambio sea más sencillo y efectivo. Próximamente publicaré una entrada con pautas para ayudar a realizar críticas sin herir y aumentando nuestras probabilidades de conseguir un cambio de comportamiento por parte de la otra persona 😉