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mindfulness marta cañeque

Lo que he aprendido practicando Mindfulness

16 de febrero de 2016 Escrito por Ansiedad y Estrés, Equilibrio y Bienestar, Mindfulness 2 comentarios en “Lo que he aprendido practicando Mindfulness”

El doctor Jon Kabat-Zinn (pionero en investigar y desarrollar las aplicaciones clínicas del entrenamiento en meditación de atención plena) explica lo siguiente sobre la práctica de mindfulness: <<Pensar que uno no puede meditar sería como pensar que no puede respirar, concentrarse o relajarse. Casi todos pueden respirar sin dificultad. Y, bajo las circunstancias adecuadas, casi todos pueden concentrarse y relajarse. A menudo se confunde la meditación con la relajación u otro estado especial que se tiene que alcanzar o sentir. Después de una o dos veces de haberlo intentado y no haber sentido ni llegado a nada especial, uno piensa que es uno de los que no pueden hacerlo. Pero la meditación no consiste en sentir de una cierta manera. No consiste en poner la mente en blanco o detener el flujo del pensamiento, si bien esto último puede cultivarse en forma sistemática y profundizarse con la meditación. Sobre todo, la meditación consiste en dejar la mente tal cual está, al tiempo que se sabe algo acerca de cómo está en ese momento. No se trata de “viajar” con la mente, sino de permitir que uno esté donde realmente está>>.

 

Después de comprometerme con la práctica de mindfulness e incorporarla a mi vida cotidiana quiero compartir algunas cosas que me ha enseñado esta experiencia:

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Estrés y Ansiedad…porque no es lo mismo

5 de marzo de 2015 Escrito por Ansiedad y Estrés 0 comentarios en “Estrés y Ansiedad…porque no es lo mismo”

“¡Qué estrés tengo!”, “No aguanto más esta ansiedad”, “Con estos nervios no puedo seguir”… frases que utilizamos de forma habitual en las que no distinguimos entre estar estresados/as y ansiosos/as. Y existen diferencias entre ambos conceptos.

El Estrés aparece porque surgen unas determinadas circunstancias que lo desencadenan (un imprevisto económico al que hay que hacer frente, un problema con el niño en el colegio, una entrega de trabajo con un plazo muy ajustado…). Estas circunstancias piden una respuesta por nuestra parte.

Si consideramos que contamos con los suficientes recursos como para afrontar con éxito la situación y salir victoriosos/as (reorganizo mi economía de forma que puedo hacer frente a ese gasto con el que no contaba, confío en poder solucionar con la profesora de mi hijo el problema y sé que cuento con habilidades asertivas y de negociación, gestiono mi tiempo de forma que controlo las posibles interrupciones para poder cumplir con el plazo de entrega en el trabajo…) estaremos hablando de un Estrés Positivo o Sano, que nos ayuda a adaptarnos al medio.

Si por el contrario sentimos que no contamos con los recursos (internos y externos) necesarios para dar una respuesta adecuada a esas circunstancias, o bien esas circunstancias se alargan demasiado en el tiempo (pago el imprevisto pero no consigo recuperar mi economía, la tutoría con la profesora termina en discusión, entrego a tiempo mi trabajo y en el mismo momento me presionan con una nueva entrega) , aparece el Estrés Negativo, que favorece la aparición de problemas cardiacos y digestivos, alteraciones en el sueño, falta de concentración, síntomas de depresión, etc.

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